Ya saben que hay cinco figuras que han expresado la intención de no torear en Sevilla, mientras siga la empresa de Eduardo Canorea y Ramón Valencia. Os dejo con el editorial de MUNDOTORO, que es realmente bueno:
Se escucha la palabra escándalo. Bienvenido, al fin. Fuera caretas,adiós a las máscaras de un carnaval continuado en el que hemos convertido al toreo que consiste en ser dos y ser ninguno de los dos.Uno, el de la máscara puesta, el que lo que se manifiesta en público y otro, el que se cuenta y protesta y se rabia en privado. ¿Cuál de los dos es el toreo? Posiblemente ninguno, y por tanto, quitadas las máscaras del carnaval del miedo o de la hipocresía, no queda más que la realidad desnuda: cinco máximas figuras del toreo han decidido que no van a torear en Sevilla mientras Pagés sea la empresa. Y en su decisión pública, hablan de respeto y su ausencia, de pérdida de identidad de La Maestranza......sigan leyendo.
Se escucha la palabra escándalo. Bienvenido, al fin. Decía Heirich Heineque todo lo nefasto que no se convierte en escándalo, no existe para la sociedad. Llevábamos más de media década pulsando una tensión evidente entre Eduardo Canorea, empresario de Sevilla, y las figuras del toreo. Y más que no son figuras, pero que no están en posición de quitarse la máscara. Riadas de declaraciones cuyo fondo y forma eran irrespuetuosas, incendiarias o provocadoras, sin que nadie pusiera orden. Quien debería hacerlo es parte de parte y no juez sin parte alguna: La Real Maestranza de Caballería de Sevilla, cuyo acuerdo de arrendamiento consiste en un 'por los siglos de los siglos, amén', del que una parte (Maestrantes) ingresa el 22 o el 25% de toda la facturación bruta que hace la otra parte (Canorea), que, a cambio, se asegura el bastón de mando.
Para que esta forma de acuerdo fuera positiva para el toreo, se necesita talento, talante, amor a la Fiesta, apuesta, razonamientos. Que no ha habido. Porque, quede claro, no se trata de un escándalo que escandaliza a los que de verdad son los que crean el escándalo: no se trata de un nuevo G, esta vez de 5, que han ideado una confabulación judeomasónica contra los empresarios. No. Es una decisión privada basada en hartura, contra una empresa en concreto. Decisión que ya se había escuchado desde hace mucho tiempo. Decisión que se toma ahora. Fuera caretas. Que corra el aire.
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