Andrés Viard, otrora periodista o crítico equilibrado, ha pasado una raya que es definitiva. En un artículo, titulado "El síndrome de Lance Armstrong" hace una analogía entre el ciclista (que éstos días ha reconocido su culpa por doparse para ganar 7 tours) y las figuras del toreo. Cómo los extremos se tocan, ha llegado al mismo silogismo que los antitaurinos más radicales, que dicen que el toreo es mentira.
Lance Armstrong=Mentira=Engaño=Fraude=Culpable=Figura del Toreo.
Me dirán que dicho artículo, al estar escrito en francés no lo entiendo, o que hay un error de traducción. Y todo lo que ustedes quieran. Pero el artículo se entiende perfectamente. Aunque solamente sea el hecho de utilizar como ejemplo, y más en éstos días, a Lance Arsmstrong, ya me parece gravísimo.
Ayer para rematar la "faena", desde la cuenta de twitter de Tierras Taurinas, que no se si maneja el propio Viard, aunque imagino que será el responsable como cabeza visible de ésta publicación, se ponía el siguiente tweet:
¿Es o no es vomitivo?
Sinceramente, me entran hasta ganas de llorar. Porque me parece tan injusto, que siento impotencia. Y lo digo de corazón. No llego a comprender la capacidad que tenemos los aficionados y los taurinos para llegar a tener éste poder de autodestrucción.
Andrés Viard lleva mucho tiempo pasándose tres pueblos, y parece que hay cierto miedo, a decir !!Basta !!. Es verdad, que Andrés ha luchado mucho y bien a través del observatorio por la Fiesta en Francia. Que todos le hemos apoyado cuando ha recibido ataques por ello, y yo mismo he intercambiado algún saludo a través de correo-e. Y además, en muchos de sus postulados es difícil estar en contra. Pero creo que ha radicalizado su discurso. Cuando además, su discurso no es nuevo. A lo largo de la historía, y ahí está la hemeroteca, siempre ha habido críticos y aficionados que han echado culebras sobre las figuras, a lo que se le ha acusado de todo. En éste mismo blog, lo hemos probado en multitud de ocasiones.
Viard, aclamado y jaleado por el grupo de aficionados más ultras (grupo minúsculo pero envalentonado por el altavoz de las redes sociales), lleva un par de años echándole todo tipo de culpas a las figuras actuales, y más en concreto al Juli. Cuyo gran pecado, es que en 15 años, todavía no ha salido un torero que le siga el ritmo. Ésa capacidad de Andrés, no solamente de opinar sobre sus gustos taurinos, sino incluso de querer influir, como el pasado invierno, en cómo hay que contratar a los toreros. Un discurso dónde se toma por tontos a todo el mundo:
1º Al mercado, pues a los toreros hay un mercado y unos empresarios que los contratan. Y los empresarios, tontos, precisamente no son.2º Al público y aficionado, que elige qué día de una feria va a los toros. Y elige si quiere ver a Juli, a Castaño o a Bautista. Y ése público, es el que decide quién es figura y quien no. El título de figura no es un título que se herede, como bien sabe el señor Viard. (Nunca nadie que no llegó a ser, habló tan mal de aquellos que han llegado).3º Niega la evolución de la Fiesta. Y la Fiesta actual, con sus cosas buenas y malas, como en cualquier otra época, y como pasa en todas las disciplinas artísticas, es una Fiesta viva y que está en continua evolución.
Si el problema es El Juli o es Perera (por citar dos figuras), o cualquier otro torero, tenemos un problema muy fácil de resolver. Pero el problema de la Fiesta es mucho más complejo, sobre todo en España.
El problema de la Fiesta (a parte de la coyuntura de la crisis económica, la más grave en muchas décadas) es la incapacidad que tiene el sector de crear una estructura capaz de ofrecer un discurso, ante un mundo cada día más globalizado y alejado de la realidad de la naturaleza humana y animal. Una sociedad destaurinizada, porque ha habido una industria (la taurina) gestionada desde hace décadas, por diversas familias, que decidieron que la mejor manera de mandar en el tinglado era busca el aislamiento para controlar todo el proceso. Una industria (Anoet) que lleva décadas manejando el sector y que se está yendo de rositas, y que han tenido el mayor patrimonio cultural y de ocio de éste país, y que han tenido tiempo (décadas), dinero (muchísimo) y respaldo social e institucional para crear un sector fuerte, dínámico y abierto. Es curioso, como chavales que llevan en ésto nada de tiempo, y que además, son el agente de acción, son los malos de la película y en cambio, los gestores del toreo, se están salvando de la quema.
Desconozco si hay algún interés en éste discurso cada vez más radical de Viard, si con ello pretende vender más libro, o si existe algo más, que se me escapa, o simplemente, es su opinión y se ha obsesionado con el asunto. Pero creo que Viard debería reflexionar, y se lo digo, con todo el respeto del mundo. Porque siempre admiré su discurso, pero creo que ha perdido la razón, cuando se ha extremado.A veces, las formas pueden llegar a volatizar, la parte de razón que se pueda tener.
Es lógico, es bueno y es plausible una crítica constructiva. Nadie niega que la Fiesta tiene sus problemas (como siempre), pero hay líneas que no deberían cruzarse. Viard hace tiempo que las cruzó. Y no soy el único que lo piensa, hay mucha gente que me ha escrito en éstos días, muchos de ellos grandes aficionados,periodistas y taurinos que están indignados, muchos ellos, amigos o compañeros con los que Viard mantienen buena relación, y que todavía no se han atrevido a hablar, pues parece que está mal visto. Hay que acabar con el miedo a criticar a Viard.
NOTA: Pienso que los toreros al anunciarse con determinadas ganaderías van a darle carnaza a los aficionados más radicales, porque éstos nunca se van a dar por contento. Y ya lo estamos viendo. Y creo que la Unión de Toreros deberían tomar cartas en el asunto y defender a sus representados.
Todo ésto, es fruto de lo que se ha sembrado desde la propia industria, y es que han convertido a la figura del toreo en un enemigo. Es la famosa pinza entre empresas y torismo, la que provoca lo que nosotros llamamos como " el éxito del fracaso". Y es curioso, que cuando éstas figuras dejan de estar en activos, dejan de ser enemigos. Ahí tienen el caso de toreros como Joselito o Espartaco, por citar dos ejemplos recientes, de los que nadie ya habla. Con todo lo que se largó en su época. Dentro de 15 años, El Juli disfrutará de su retiro y recibirá los homenajes, y entonces, será CALERITO (por citar un becerrista que despunta) que si llega a figura, será el centro de la diana de todos los males. Una maldición que nos ha mandado nuestro Dios. Ohhhh....CALERITO, el diablo del 2025.