El domingo, en el programa "Los Toros" de la Ser y la semana pasada en CarruselTaurino, el empresario de Las Ventas, José A. Martínez Uranga dijo que a la Fiesta le queda muy poco tiempo, y que su hijo será la última generación que pueda vivir del toro.
Solamente él sabrá si es un sentimiento real o es una estrategia victimista. La situación es complicada, cierto, pero para el toreo, y para toda la sociedad. ¿O no es un momento complicado para el cine, el teatro o casi cualquier otro sector que se nos pueda ocurrir?. O el mismísimo fútbol, que tras el oropel del Barsa-Madrid se encuentra en una situación dantesca. No hay que olvidarse que vivimos la mayor crisis económica en muchas décadas. ¿Cómo no va a remover los cimientos del toreo?. Es normal, pues está removiendo los cimientos de nuestro país, que es España. El quid de la cuestión está en que ha cogido al sector con los deberes sin hacer, sin unos cimientos fuertes, que permitan solventar éstos años, con garantías.
Ahora bien, descontado el problema de la crisis económica, el problema de la Fiesta va mucho más allá. Primeramente no hay que ser tan apocalíptico, pues éste es un espectáculo que por ej. ha metido a 20.000 personas diarias en Madrid durante un mes (¿alguien me dice algún evento que lo iguale?), éste es un espectáculo que mueve masas como ningún otro (salvo el fútbol) , dónde en sus distintas versiones, se da en miles de pueblos, en un número de 16.000 festejos (14.004 en el festejo popular y 1997 festejos en el reglado) lo que demuestra su fuerte arraigo. Y hay que saber que venimos de una burbuja de festejos, y que como todo el país, está en un proceso de desintoxicación de las alegrías y borracheras de la década que va del 96 hasta el 2007. Año 2007 dónde se baten todos los récords de la historia de festejos y público. De ésto hace tan solo 6 años. ¿ De batir todos los récords pasamos a decir que ésto se acaba? No me lo creo.
Entonces....¿Dónde está el problema?. El problema está en que a diferencia del espectáculo popular, que sigue siendo del pueblo, dónde la gente participa y lo tiene como propio, las corridas de toros y el espectáculo reglado ha sido manejado y controlado desde hace décadas por un grupo de casas empresariales que se aislaron, para hacerse fuertes y manejar toda la cadena de producción del festejo taurino, manejando plazas, toreros, camadas y la prensa especializada. Prensa que ante un sector cada vez más pequeño, no tiene más remedio que vivir de los propios taurinos. Ése aislamiento y endogamia del sector, ha llevado al toreo hacia una mayor destaurinización de la sociedad, que es el verdadero mal de la Fiesta (y no tanto la crisis económica, que es coyuntural) porque la Fiesta es tan grande, que hasta ahora ha vivido de la propia inercia de la historia. En éste sector, se ha llamado trabajar a hacer carteles con toros y toreros y abrir una taquilla. Y si la cosa iba mal, como se manejan a los toreros (que además ya se ha preocupado la industria de culpabilizarles de todo) se les paga poco o nada, que para éso se inventó la renegociación de los contratos. Renegociar obviamente, en aquellos que se ha negociado previamente, que son muy poquitos. El 98% no preguntan ni la hora.
En éste clima de aislamiento y de control, nunca se preocuparon del aficionado, mucho menos del público, y ya no digamos de la SOCIEDAD. Ésa sociedad en continuo proceso de transformación mientras el taurino de turno se dedicaba a hacer "cartelitos". Pero hay un elemento del que no hemos hablado, que es la ADMINISTRACIÓN, que al perder fuerza social el toreo, o más bien músculo (ya hablaremos), ha abusado de la Fiesta, y la casta empresarial taurina, en vez de trabajar para rebajar costes administrativos e impuestos en los años de bonanza, a lo que se ha dedicado es a medrar de forma local en aquellas plazas dónde interesaba aliarse con el político de turno para que le concediesen una plaza. ¿Que había que pagar un canon muy alto?, pues ahí estaba el torero y el ganadero para pagar el pato, y a los aficionados para pedirle 70 € por un tendido y un espectáculo cada vez peor. Éso era más fácil, que trabajar en mejorar la imagen y que te bajaran el IVA por ej. (no hablo de ahora, hablo de la época de bonanza).
La industria del toreo, en su aislamiento, se ha ido ESTRANGULANDO por sí misma. Por una parte, tenemos a la SOCIEDAD a la que no se le ha explicado nada ( y de ahí derivan los problemas políticos, la falta de ingresos extraordinarios, la poca atención de los medios...), al aficionado y al público solamente se les ha requerido para cobrarles, pero nunca para hacerles partícipes, y además se ha perdido su confianza. Y una administración que supone un yugo para el sector (cánones, impuestos, burocracia...). El aislamiento (para mandar) y la endogamia ha traido la destaurinización de la sociedad, la pérdida de confianza del público y aficionado, y ha desembocado en la estrangulación económica y social de la fiesta, que es donde estamos ahora. Agravada por la crisis económica.
En definitiva, ésta casta empresarial que ha manejado la tauromaquia en las últimas décadas, y que NO FUERON CAPACES DE CREAR UNA INDUSTRIA FUERTE, MODERNA Y ABIERTA que diera músculo social, cultural y económico al sector de la tauromaquia. Éste es el problema. Es falso que el problema sea artístico como desde la propia industria se induce, para entretener al personal. La propia historia del toreo en su vertiente artística está en continua evolución. Por ello, entretenerse en Perera o Juli (por poner un ejemplo) es una pérdida de tiempo. Que además se repite a lo largo de la historia del toreo.
¿Entonces hay solución?.
Si no se cambia, es evidente que no hay solución.
En mi opinión el cambio deben ir por los siguientes puntos:
1º Creación una ESTRUCTURA PROFESIONAL que de musculatura económica, social, cultural e institucional a la Fiesta (Después del verano publicaré mi propuesta de como debe ser ésa estructura)2º Creación de redes locales, gestionada por ésa estructura profesional y centralizada, con grupos de trabajo por CCAA, para acercar la Fiesta al pueblo y solventar problemas locales y generar oportunidades.3º Apertura al aficionado, público y sociedad. Hay millones de personas en el mundo a los que les interesa la Tauromaquia y a los que hay que prestarles atención. La tauromaquia es del pueblo, y es la única vía de salvación. El poder político no tiene miedo a los taurinos, tiene miedo a que millones de personas defiendan la Fiesta.4º Regenerar un clima de confianza a nivel interno (entre taurinos) y externo (taurino-agentes externos): Tornos, creación estadísticas asistencias, simplicación de la relaciones laborales y mercantiles en el sector, separación de poderes (por ej. un empresario no puede ser apoderado)...5º Liberalización del sector y libertad empresarial. Que se programe aquello que el público demande.6º Nuevas fórmulas de programación.
Todo ello lo explicaré en un trabajo que presentaré después del verano, y que quizás sea mi última aportación a la Fiesta como aficionado. Ése trabajo, puede ser perfectamente complementario al que han presentado otros aficionados y compañeros, y que creo que se debería prestar atención.
Si todo ésto se hubiese hecho hace 40 años, tendríamos una de las mayores industrias culturales del mundo. Nunca entendieron que su trabajo NO era "dar toros", su trabajo era que los públicos y la sociedad conociesen,respetasen y amasen la Fiesta. Y luego viene lo otro, que es monetizar productos y servicios (corridas de toros,merchandising, viajes, ocio....).
NOTA: ¿Están dispuesto a hacerlo desde ANOET,que es quien agrupa, a la casta empresarial?. Aquí es dónde me vuelvo pesimista absoluto. Tengo dudas sobre si quieren, si pueden y si saben. Pero me temo que a ellos les va muy bien, y que en el peor de los casos, siempre le quedarán (a parte de las rentas ganadas en décadas) 10-12-15 plazas señeras que seguirán regentando . Ya les digo que el toreo no se va a prohibir, y no se trata de ésto, se trata de que permanezca con su grandeza y sin que los aficionados estemos estigmatizados.
Se necesita mucho talento, mucho tiempo, mucho trabajo y mucho dinero (no tanto como puedan pensar), pero si no lo intentan, espero que les caiga, para siempre, el dudoso honor, de haberse cargado el mayor patrimonio cultural de éste país. Y que ése honor, les sea reconocido.