lunes, 28 de diciembre de 2009

GANADERÍA ESTATAL.


Cuando una ganadería no se adapta a las exigencias del mercado, acaba en el matadero. Últimamente nos hemos enterado de la desaparición de dos ganaderías tan representativas del campo charro como Atanasio Fernández y Sánchez Fabrés.

Durante la época de Joselito y Belmonte desaparecieron la casta navarra y la jijona. Y la casta vazqueña quedó reducida a algo puramente marginal. Y no importó nada a nadie.

Actualmente existe la conciencia de que la pérdida de encastes es muy perjudicial para la variedad de la fiesta. Y esta nueva conciencia es tremendamente positiva.

Esta inquietud de la afición debe dar lugar a la creación de una ganadería estatal en la que estén representados todos y cada uno de los encastes.

Escribe Domingo Delgado de la Cámara, más aquí.

2 comentarios:

  1. El artículo es bueno, pero ¿porqué en vez de pensar en "papa-estado", no se organiza la industria del toro con la Unión de criadores a la cabeza para preservar encastes, en favor de la diversidad genética?

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  2. Estoy de acuerdo, sobre todo porque la Administración es raro que haga algo por el bien de la Fiesta. Un saludo y Feliz Año.

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